LA ERGONOMÍA EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL
HENRI DE FREMONT
MICHEL VALENTÍN (1970).
En el curso de la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, los administradores, los fisiólogos, psicólogos, promotores de seguridad, ingenieros y médicos se vieron obligados a estudiar las leyes del trabajo humano. Pero en cada una de sus respectivas disciplinas caminaban aisladamente, es decir, dispersos.
Los trabajos de Paul Bert, Marey, Amar, Fayol, Le Chatelier, Taylos y Gilbreth, por no citar más que algunos, hicieron grandes avances en la ciencia y la tecnología, pero el esclarecimiento que éstos aportaron, no admitió el aspecto humano de una forma lo suficientemente amplia como para que las condiciones de trabajo y del medio fueran realmente mejoradas.
Uno de los resultados del gran esfuerzo realizado por los “managers industrials”, en el curso de la Segunda Guerra Mundial, fue poner de manifiesto la necesidad de conocer mejor los factores psicológicos y medioambientales que rigen el trabajo del hombre. Si se quería obtener una calidad satisfactoria y un rendimiento eficaz, había que precisar normas óptimas y aprender a evaluar las escalas de posibilidades humanas, tanto como se sabía apreciar las de las máquinas. Pero en el desarrollo del trabajo, había que considerar el conjunto que formaban los trabajadores con los utensilios de trabajo. El grupo, al igual que sus componentes, debía ser objeto de investigaciones fundamentales y aplicadas. Dentro de la complejidad física y psicosomática que había que investigar, se alcanzó un sistema evaluativo hombre- máquina del cual todos los parámetros debían ser aprendidos.
Además había que librarse de ciertos tabúes. Durante mucho tiempo se consideró que las tareas ya habían sido definidas y se limitó a querer adaptar a los hombres a un trabajo entendido como intangible, definido sólo de acuerdo con los datos técnicos o económicos y tomando como única base segura la rentabilidad. La actitud ergonómica no menosprecia la importancia de la colectividad ni los intereses y ganancias de los individuos, busca darse cuenta de las incidencias a menudo olvidadas, las cuales trascienden al ambiente y a los factores humanos y sociales que afectan los resultados del trabajo; propone soluciones correctivas o constructivas basadas en un conocimiento más exacto de la realidad.
La realidad parecía ser demasiado compleja para poder estar sujeta a una sola disciplina; diversos esclarecimientos eran necesarios para alcanzar un resultado valioso. Fue entonces que se integró a diferentes especialistas a un mismo equipo, no solamente para observar los hechos de una manera más amplia, sino también para alcanzar conclusiones científicamente indiscutibles y técnicamente realizables. Sin embargo, se requirió que cada uno de los especialistas comprendiera el fin particular para el cual iban a utilizar sus conocimientos, y considerar la aportación complementaria de los otros participantes, así como las motivaciones generales que les fuesen comunes.